Iba por un callejón oscuro y apareció un ladrón. -¡El dinero o la vida! Le dije: -Estoy casado, tío. ¿Qué dinero?, ¿Qué vida? Y nos abrazamos y lloramos juntos. ¡Fue bonito!
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.